Decisiones complicadas para corazones valientes, la Segunda Mundial nos deja miles de billones de fotos donde el amor de los años 40 se transmite con pasión. Despedidas y encuentros en los andenes dejan un legado de fotografía para el recuerdo, besos de película y de los que no vimos. Tantas historias con guiones de cine que no volveremos a oír por los últimos latidos. Descubre dos de esos protagonistas que sintieron el corazón más sincero jamás visto.
La Segunda Mundial nos deja un importante mensaje en referencia al sentir. Si se quiere de verdad no habrá barreras y menos segundas personas, el amor del ayer no es el mismo que el de hoy. Eso está muy claro, las historias del pasado en cuanto a querer a aquella persona especial, poco se ve en la actualidad. Y quizás sea mi lado nostálgico pero añorar aquellos sentimientos del pasado para actualizarlos se hace difícil en muchas parejas. Eran tiempos crudos para la supervivencia civil económica, añade que el amar de los años 40 fue para mucha gente años eternos. El frente movilizó a millones de jóvenes, algunos de los cuales no tendrían esa suerte de conseguir unos labios a los que besar y sentir la necesidad del hogar. El cine por desgracia más bien, alejándose cada vez más de las historias cercanas en miles de cartas que tendrían guiones mejores antes que el espectáculo que ofrece, deja de lado momentos que no hubiéramos sabido que ocurrieron si el sentimiento privado se hubiera hecho público.
A la hora de redactar esta entrada, se me viene a la mente la historia de PEARL HARBOR y si es una buena referencia, por que el protagonista de este amor tan inmenso que los kilómetros y la edad más el recuerdo constante de la belleza de su amada, no la pudo olvidar y ella a él. Thomas Norwood pertenecía a la 101 AIRBORNE de la fuerza aérea estadounidense. La pieza musical romántica "TENNESSEE" será la encargada de ofrecer alguna que otra lágrima al lector/lectora.
¡Hay cuánto me gustarán a mi estas historias!
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1.944 Londres es el puerto para el desembarco de los Aliados tanto por mar, tierra como por aire hacia la Francia ocupada por los Nazis. Un joven Norwood llegaría a la capital londinense y allí encontraría la palabra más hermosa de la humanidad AMOR.
Nuestros protagonistas su amor fue breve pero intenso, Norwood estaría en Londres unos meses antes de partir al fatídico Día-D, mientras Joyce Morris se habría enamorado de Thomas, del cual le llamaría cariñosamente "Thommy". Se termina la guerra, con la victoria de los Aliados y la supuesta caída de Hitler. El correo queda colapsado y aquellas tropas vuelven al hogar, Norwood mediante carta contactó con Joyce de la cual se pensó en que se olvidó de ella para siempre. No fue así, Thomas Norwoood no la olvidaría nunca. A pesar de que ambos encontraron otros albas con los que despertar y sentir de nuevo la nostalgia de unas manos con las que caminar, Thomas y Joyce mantenían el pasado conectado mediante cartas y fotografías. Los recuerdos del ayer permanecían en un latido romántico del hoy.
No sabremos si ambos se hicieron fotografías del 1.944 y el como se conquistaron a ambos. ya que quizás por deseo de ellos dos se queda en lo más privado posible, apenas hay fotos de Thomas y Joyce pero son retratos por separado. En tal caso, nos imaginamos de la típica postal con el Big Ben de fondo o en algún PUB londinense, de todas maneras su verdadero amor después de media vida sin verse y sin sentirse y sobretodo sin poder despertarse al amanecer que quiso tener se volvieron a ver.
Thomas Norwood cuando fue a Londres en tiempos de guerra, tenía unos 21 años mientras que la preciosa Joyce Morris unos 17, a pesar de la diferencia de edad, los dos supieron el significado de amor. Una vez que la Segunda acabara ambos continuaron con sus vidas, se volvieron a casar y eso que Norwood quiso ofrecerse a ser su alianza mediante una carta, de la cual Morris confundió el mensaje escrito por otras razones y el contacto acabó. 70 años después, uno de los hijos de Joyce hizo un simple gesto que si no hubiera sido por él, esta entrada jamás estaría escrita.
El pasado siempre estará muy presente |
USA en cuanto a la veteranía de sus tropas, suele realizar actos televisivos y ceremonias con tal de rendirles homenajes por su valentía en la primera línea de tiro. El programa de TV "THE VIRGINIAN PILOT" con el especial del Día-D "THE LUCKY FEW" reunieron a veteranos para cumplir sus últimas voluntades, el de Norwood sentir la nostalgia del salto en paracaídas. Joyce Morris le comentó a su hijo que su antiguo "Thommy" fue miembro de la Airborne y con esas palabras más su nombre y apellido pudieron conocer la existencia de ese documental. Contactaron con el periodista en cuestión y pudieron hacer unas de las más emotivas retransmisiones en directo vía SKYPE, fue un programa muy visto, tanto que se recaudó anonimamente unos 7.500 dólares para que Norwood afincado en USA volase hasta Australia.
Volvió a sentir la felicidad y el amor |
La familia de Norwood agradeció las donaciones para el billete de avión, pero aceptaron la propuesta de NEW AIR ZEALAND y afirmaba que estaba nervioso tanto que se desveló 24 horas antes del vuelo a eso de las 2:20 de la madrugada. Lo importante era el verse por última vez, llorar y reír y abrazar. Ambos volvieron a ser uno, después de 70 años sin verse, sin sentirse. Pero tan presentes en el recuerdo que es como si nunca se hubieran separado, ni los kilómetros y menos un conflicto bélico les separó. El latir de sus corazones volvieron a sentirse por última vez.
Thomas y Joyce es el ejemplo perfecto de si hay amor no importa el resto. Muchos envidiamos ese tipo de sentimiento, y la época en sí más por el ambiente del escenario romántico que por el suceso histórico real. Sentirse correspondidos pero no el momento adecuado para compartir los mismos pasos. Norwood y Morris su historia con el tiempo se irá olvidando como de los demás veteranos con un amor similar que por desgracia nunca sabremos de su existencia. los sentimientos escritos en carta y notar la voz de la persona en tu mente era parte del ayer y personalmente se hacía más mágico, privado y real. La Segunda está lleno de estas historias menores, con protagonistas en tiempos difíciles de vivir y de sentir. No hay que olvidar que eran tiempos duros y por lo tanto una época especial a pesar de lo trágico que resultó durante y al finalizar la gran guerra. El amor al final de todas maneras si es sincero se nota, miradas calladas lo dicen todo.
En memoria de Thomas Norwood y Joyce Morris.
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